Existe una relación clara entre la velocidad con que ingerimos los alimentos y exceso de peso. Comer despacio es un hábito que debes trabajar sobre todo si tu objetivo es bajar peso.
Qué consigues si comes despacio:
1. Disfrutar de la comida que tienes en el plato, saborear cada alimento que tomas. Si comes muy deprisa lo que haces es engullir sin paladear lo que estas ingiriendo.
2. Controlar la cantidad de alimento que tomas. Si comes más despacio eres capaz de medir mejor las cantidades ya que eres más consciente de lo que haces. Además das tiempo a que se inicie el mecanismo de saciedad y tu cerebro te diga, que ya es suficiente, que ya no necesitas comer más.
3. Mejorar tus digestiones. La digestión comienza en la boca, si masticas bien los alimentos, estos llegan al estomago más triturados favoreciendo la digestión. Así evitamos molestias como gases, reflujo esofágico, digestiones lentas…
4. Mejorar tu hidratación. Si comes despacio bebes más cantidad de agua con lo que favoreces el efecto saciante y además te hidratas.
Cómo logralo:
1. Mastica entre bocados: espera a tragar un bocado para introducir el siguiente en la boca. Deja descansar a los cubiertos sobre el plato entre bocados, de está manera poco a poco irás comiendo más despacio.
2. No pongas toda la comida en la mesa: sirve el plato con lo que vayas a comer y el resto déjalo en la cocina. Si para comer hay un primero, un segundo y un postre, y te tienes que levantar a servir cada plato, la comida se espacia y se hace más lenta.
3. Come siempre sentado y sin distracciones: serás mas consciente de lo que haces y disfrutarás de cada bocado. Cuando comes de pie o realizando alguna actividad no controlas la cantidad ingerida y comes más rápido.